Una familia de etnia gitana reside sin luz ni agua ante el asombro de toda la comunidad. En la zona lo tienen claro; entraron al patadón, sabedores de que el piso estaba vacío. «Apenas se les ha visto, pero lo que sí hemos oído son ruidos por mover los muebles», afirma otro residente. Pese a que en las barriadas de casas bajas, como suelen decir sus moradores, «hasta las paredes hablan», la discreción, por ahora, es la principal seña de identidad de estos inesperados okupas…
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR